¿Cómo amamantar a un bebé con discapacidad?
Dar la teta no es fácil, ni mucho menos sencillo. Esta tarea tan natural como compleja, puede dificultarse un poco más cuando nuestro hijo tiene alguna discapacidad.
Amamantar a tu bebé puede ser un descanso tranquilizante de los altibajos emocionales de criar a un bebé con necesidades especiales. Además, tu hijo obtendrá los beneficios nutricionales e inmunológicos de la leche materna.
La leche materna es ideal para los recién nacidos y lactantes, pues les aporta todos los nutrientes que necesitan para un desarrollo sano. Además es inocua y contiene anticuerpos que ayudan a proteger al lactante de enfermedades frecuentes como la diarrea y la neumonía, que son las dos causas principales de mortalidad infantil en todo el mundo. La leche materna es fácil de conseguir y asequible, lo cual ayuda a garantizar que el lactante tenga suficiente alimento.
La lactancia materna es una de las formas más eficaces de asegurar la salud y la supervivencia de los niños.
La leche materna puede ayudar también a prevenir las infecciones respiratorias y los problemas intestinales que son comunes en bebés con síndrome de Down. Y debido a que la leche materna se digiere fácilmente, también ayuda a bebés que tienen problemas cardiacos o fibrosis quística a aumentar el peso necesario.
La lactancia materna también beneficia a la madre. La lactancia exclusivamente materna constituye un método natural (aunque no totalmente seguro) de control de la natalidad. Además, reduce el riesgo de cáncer de mama y ovario en fases posteriores de la vida, ayuda a las mujeres a recuperar más rápidamente su peso anterior al embarazo y reduce las tasas de obesidad.
Si tu bebé no se prende al pecho inmediatamente, procurá estimular la producción de leche. Si los músculos de tu bebé están tensos, podría arquear su cuerpo cuando tratas de amamantarlo. En este caso, envolver a tu bebé en una manta ligera podría ayudarte.