La educación infantil y el respeto por el cuerpo
Cuando un niño es pequeño, resulta fundamental enseñar hábitos y conductas. Una de ellas es el respeto: por el otro y por el mismo. Así como también el respeto hacia su propio cuerpo-
Es responsabilidad de los adultos, brindar las herramientas para que aprendan a respetar y respetarse, parece fácil, pero no es tarea simple saber cómo enseñarle a un niño a respetar su cuerpo.
El respeto y el cuidado del cuerpo pueden ayudar a prevenir problemas como la violencia o el abuso sexual infantil. Por eso, es importante repasar las siguientes recomendaciones:
1. Enséñale que su cuerpo es suyo y que nadie puede tocarlo sin su permiso.
2. Dile a tu hijo cómo se llama cada parte de su cuerpo, con un lenguaje que vaya de acuerdo a su edad.
3. Habla sobre su derecho de rechazar un beso o una caricia que no le guste, aunque sea de un familiar cercano a él o ella.
4. Enséñale a decir NO de forma firme e inmediata, cuando sienta que existe un contacto físico nada agradable o intenten obligarlo a hacer algo que no quiera.
5. Platica sobre la diferencia de un secreto bueno y malo, explicándole que los segundos se deben contar a la persona que le tenga confianza.
6. Los niños no tienen malicia y esto ocasiona que confíen en los demás; sin embargo, es importante que desde pequeños les enseñemos a distinguir lo bueno de lo malo (buen o mal contacto).
7. Aclárale que ningún adulto tiene derecho pedir ayuda a los niños para hacer algo (y menos aún sin permiso de los padres). Es normal que un adulto pida ayuda a otro adulto y no a un pequeño.
8. Muéstrale que no está bien si alguien mira o toca las partes privadas de su cuerpo, que son las que cubren su ropa interior; y si eso sucede, que no tengan miedo de decir NO, irse del lugar e ir con una persona de su confianza a contarle lo sucedido.
Es aconsejable mantener una conversación abierta con tus hijos y/o alumnos para que tengan la plena confianza de contarte todo lo que les sucede, no importa si tiene uno, dos, tres o cinco años. Es importante que se sientan seguros y protegidos por el adulto.