El método Montessori ya cumplió sus cien años. Ya se aplica en miles de escuelas y familias del mundo con eficacia. El mismo promueve un abordaje respetuoso de la infancia.

Lo que busca es proveer un ambiente preparado: ordenado, estético, simple, real, donde cada elemento tiene su razón de ser en el desarrollo de los niños. El aula Montessori integra edades agrupadas en períodos de 3 años, lo que promueve naturalmente la socialización, el respeto y la solidaridad.

Se intenta lograr una educación de la paz, la libertad y la independencia. La educación Montessori cubre todos los períodos educativos desde el nacimiento hasta los 18 años brindando un currículo integrado.

El uso de la libertad, a través de la autodisciplina o disciplina activa, lleva al niño a responder por sí mismo cuando lo necesite. El adulto acompaña, valida emociones y cuida de no obstaculizar el natural desarrollo de su curiosidad.

Esta educación está sostenida muy sólidamente por una filosofía que trasciende ampliamente lo pedagógico y nos brinda herramientas útiles y actuales sobre el acompañamiento emocional del niño y la crianza amorosa.

El pasado 10 de junio, Paola Mineti, responsable de MontessorisArte, visitó Mendoza y brindó un taller introductorio a la filosofía Montessori, aplicado a la discapacidad.

Paola aseguró que se pretende que las docentes y auxiliares puedan tener la experiencia a través de los sentidos junto al material Montessori.

Se dieron conocer las herramientas pedagógicas de forma efectiva y clara, para que puedan ser implementadas inmediatamente en cualquier salón con alumnos o en tu casa con los hijos.

Paola aseguró a ConSentidos que ante la pregunta sobre los aspectos fundamentales de la filosofía Montessori decimos:

  • Respetar sus tiempos e intereses.
  • Satisfacer sus necesidades fisiológicas. Aquí nos referimos a las necesidades del cuerpo ya sean de amor o biológicamente determinadas.
  • Interpretar desde nuestra más profunda necesidad de conexión, su llanto.
  • El abrazo reparador ante la frustración o el desconsuelo.
  • La escucha activa y presente.
  • La disposición plena y a tiempo.
  • El destierro de la culpa y la amenaza como medio coercitivo y mentirosamente disciplinario.
  • La erradicación de espacios competitivos falsamente ofrecidos como sanos.
  • Correrse definitivamente del adultocentrismo.
  • Mirarnos e identificar nuestras propias experiencias irrespetuosas de la infancia para no repetirlas con nuestros hijos o alumnos.

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