Los berriches tienen su etapa de mayor esplendor entre los 2 y los 3 años del niño. Esto ocurre porque buscan llamar la atención de quién le niega un deseo y porque todavía no tiene el lenguaje suficiente para expresar su frustración y enojo.

Cuando se produce un berrinche es importante que los adultos mantengan la paciencia y fundamentalmente la firmeza de la orden dada.

La rebeldía, la desobediencia, el negativismo, las rabietas y los berrinches de los hijos son signos positivos y expresivos de una personalidad en formación. Deberíamos preocuparnos si no las tienen o si las realizan en exceso.

¿Cómo lidiar con un berrinche?

Los niños quieren y necesitan saber porqué no pueden hacer lo que les da la gana. Es necesario razonar con ellos y dejarles muy claro qué es lo que se espera de ellos. Los niños también exigen respuestas sinceras.

No le contestes gritando, si es que puedes evitarlo. La rabia y el enojo son muy contagiosos y puede que te sientas más enojada con cada uno de sus gritos. Intenta no participar en el berrinche. Si lo haces, probablemente la prolongarás ya que cuando comience a calmarse, se dará cuenta del tono enojado de tu voz y comenzará de nuevo.

No le ofrezcas ninguna recompensa ni ningún castigo por un capricho. Quieres que vea que los berrinches, que son horribles para él, no cambian nada, tanto a favor como en contra.

No dejes que los berrinches en público te hagan sentir mal.